Por Rolando García (CONICET/UNQ)
El “modelo” de CAMBIEMOS muestra su fragilidad. A continuación planteamos un análisis de algunas variables económicas y sociales centrales para la realidad de nuestro país. El punto de vista que queremos defender es que en este 2018 hubo un quiebre en las variables económicas y se profundizará en lo que resta del año. Si existía alguna posibilidad de que la política económica del gobierno mostrara resultados positivos en las variables fundamentales de la economía, quedó pulverizada con los eventos de mayo. La antesala del quiebre fue la corrida cambiaria que terminó arrojando al gobierno en brazos del Fondo Monetario Internacional. Como si un gran pedazo de hielo se desprendiera del glaciar, una gran parte de nuestra economía se desprendió y se hundió en aguas gélidas.
Nos proponemos analizar el panorama económico que se fue tejiendo desde finales desde 2015. Pero antes algunas aclaraciones de perspectiva. Es lógico suponer que los problemas económicos argentinos no empezaron con el actual gobierno. Lo que llamamos economía se trata mayormente de administrar problemas que de resolverlos de manera definitiva. No existen economías estables que no requieran una maquinaria permanente de ajustes, por más modelo económico que exista.
La economía nacional entró en una curva descendente en el ciclo económico hacia mediados de esta década. Para ilustrar esto, podemos recordar que durante 6 de 12 meses de 2015 el saldo comercial de nuestro país fue negativo, cuando había sido positivo durante quince años previos, aunque mostrara una tendencia a decrecer en los más recientes. Sobre esa tendencia económica un gobierno determinado puede optar por tomar medidas que intenten morigerar y, en casos más extremos, evitar el deterioro de algunas variables fundamentales (las medidas a veces llamadas “contra cíclicas”). O puede hacer lo que optó por hacer el actual gobierno, que fue arrojarse primero trotando, después corriendo y finalmente a los tumbos por la senda decreciente. Por lo tanto, sin atribuirle la situación económica actual meramente a un conjunto de políticas económicas -tenemos la tarea también de analizar los factores estructurales que conforman el ciclo económico argentino-, vamos a explicar cómo este gobierno se las arregló para profundizar de forma gravísima la situación económica moderadamente compleja de 2015. Una vez que demostremos esto, nos tenemos que preguntar por qué lo hizo, y qué panorama nos deja a futuro.
Las medidas y los indicadores de la administración CAMBIEMOS
La paradoja de la actividad económica, el Producto Bruto Interno, el desempleo y la pobreza. Cualquiera que conozca la historia del neoliberalismo en nuestro país estará de acuerdo con que los gobiernos neoliberales produjeron retrocesos sociales y económicos muy significativos. Por lo tanto, sabiendo que el actual gobierno coincide con los puntos fundamentales del neoliberalismo, estará a la espera de que los resultados sociales y económicos a dos años y medio de gestión de CAMBIEMOS sean de empeoramiento de todo.
Sin embargo, los datos hasta Marzo de 2018 decían otra cosa. La actividad económica se mantuvo positiva durante 7 trimestres, se mantuvo la tasa de desocupación, bajaron los indicadores de pobreza e indigencia y aumentó el PBI. Todo en proporciones muy pequeñas, pero los datos son llamativos y hacen “ruido”. No es lo esperado.
Gráfico 1. Producto interno bruto, en miles de millones de pesos a precios de 2004.Fuente https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/pib_06_18.pdf |
Crecimiento tibio de casi dos años. Después de una caída en el primer y segundo trimestre de 2016, la economía argentina creció (poco) durante 7 trimestre seguidos. Salimos de una recesión lo cual anula la idea de que hubo una crisis económica permanente durante los años de gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, las razones por las cuales se registró dicho crecimiento no son totalmente claras. Lo más probable es que buena parte sea un reflejo del impacto de la inversión en obra pública, considerando el efecto multiplicador que la construcción tiene en la economía. El Indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC) del INDEC pareciera respaldar esta hipótesis, ya que muestra una variación negativa en todo 2016 y positiva en 10 de los 12 meses del 2017 que se mantiene en los primeros meses del 2018[1].
Gráfico 2. Variación porcentual respecto a igual mes del año anterior. Fuente: https://www.indec.gov.ar/uploads/informesdeprensa/isac_05_18.pdf |
Pobreza y desempleo. Otros indicadores que complejizan la lectura del momento económico e inspiran a los apologetas de la nueva gestión son los de desempleo y pobreza por ingresos. En marzo de este año el INDEC informó un dato de pobreza que alarmó a la oposición política: indicaba un descenso cuando lo que se esperaba (intuitivamente) era un agravamiento. Según el INDEC, y de acuerdo a la nueva metodología, la pobreza cayó del 30,3% en segundo semestre de 2016 al 25,7% en segundo semestre 2017, la indigencia cayó del 6,1% al 4,8%, lo cual indicaría que casi 2 millones de personas salieron de la pobreza y 700.000 de la indigencia. Ante este dato se pueden tomar dos actitudes: negarlo y atribuir el número al manipuleo estadístico (la opción mayoritaria en la oposición política), o intentar explicarlo en el marco de un programa económico cuyo fin central es abaratar la fuerza de trabajo formal, pero no ha tenido grandes éxitos en este objetivo, y a su vez, pudo costear hasta estos momentos un gasto social contenedor para lograrlo.
Pero antes algunas apreciaciones sobre la “foto” de la pobreza. En primer lugar, el gobierno salió a mostrar una gran conquista con algo que probablemente haya sido una variación estacional. Durante el año 2017 los ingresos le ganaron a inflación, si se considera el año paritario que comienza en marzo. Los trabajadores y trabajadoras empiezan a recibir aumentos desde el segundo trimestre y muchos gremios reciben la cuota completa de la paritaria a fin de año. Esto genera un desbalance en la medición, ya que a fin de año los trabajadores formales suelen ganarle a la inflación, fenómeno que se compensa y pasa a dar negativo conforme la inflación avanza los primeros meses del nuevo año mientras no hay nuevo acuerdo paritario ni aumentos. Algunos gremios buscan compensar este fenómeno por la vía de los adelantos a cuenta de la paritaria que firmarán a futuro. Por otra parte, hubo un repunte en el empleo, probablemente producto de la construcción (aumentó la cantidad de trabajadores empleados), fuertemente asociado a la obra pública. Por supuesto, otra forma de medir la pobreza (por ejemplo, por privaciones de derechos como lo hace el observatorio de la UCA) resultaría valores aún peores.
Por supuesto, el deterioro salarial más fuerte que se producirá con el pass through de la gran devaluación escalonada en 2018, aún no está reflejado en los índices de pobreza.
Respecto del desempleo, sucedió algo similar con la medición del último cuatrimestre de 2017, en el que el indicador arrojó una caída de dos puntos (paso a 7,2%). Suele indicarse que floreció tibiamente el trabajo precario y que esto contribuye a explicar el mencionado retroceso de la pobreza. Sin embargo, duró poco la primavera, porque ya en la siguiente medición (primer trimestre de 2018), el valor retornó a 9,1%. ¿Qué pasó en el medio? No está claro, probablemente ciertas flexibilización “de hecho” del mercado de trabajo haya permitido generar mayor trabajo precario e informal, mientras que a la larga se destruyen puestos de trabajo industriales y PyMES por la avanzada importadora y el aumento de los costos (asociados fuertemente a las tarifas). Por lo tanto, la desocupación afecta hoy a 2 millones de personas, que junto a los ocupados demandantes de empleo llegan a 3,1 millones de trabajadores/as.
Gráfico 3. Tasa de pobreza e indigencia según EPH Continua (desde segundo semestres 2003 hasta 2017). Media móvil dos trimestres. Elab: Daniel Schteingart TW:@danyscht en base a EPH-INDEC |
Gráfico 4. Grupos de población económicamente activa según tipo de presión sobre el mercado de trabajo. Total 31 aglomerados urbanos. Primer trimestre 2018. Fuente: https://www.indec.gov.ar/uploads/informesdeprensa/mercado_trabajo_eph_1trim18.pdf. |
Un interrogante que surge mirando los indicadores hasta mayo 2018 es: ¿Cómo es posible que la política económica del gobierno no haya generado más daño? ¿Por qué la pobreza, el empleo, el producto bruto interno y la actividad se sostienen?
Para abordar la pregunta, proponemos dejar por un momento de lado los indicadores e intentar apreciar la siguiente idea: hasta ahora el gobierno ha avanzado con su programa económico de manera parcial. Entendemos que lo fundamental para el programa económico del gobierno es, tal como lo expresan sus funcionarios y dirigentes, “bajar el costo laboral”, para hacer más apetecible a nuestro país frente a las inversiones extranjeras. Esto implica, de mínima, cerrar paritarias a la baja, de máxima reformar las condiciones laborales nacionales para “flexibilizar” la contratación del trabajo industrial, comercial y de servicios. Si aceptamos este punto de vista, otra pregunta válida sería: ¿si al menos un 25% de la población vive en la pobreza y casi un 10% es desocupada, porque no pueden las empresas ofrecer puestos de trabajo que sean “tentadores” para esta población vulnerable? Parece razonable. Sin embargo, las condiciones jurídicas nacionales sólo permiten hasta cierto punto hacer la vista gorda en las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo y suprimir la legalidad vigente. Si una empresa extranjera quiere hacer inversiones productivas en nuestro país, no puede contratar a toda la mano de obra en negro y pagarle un salario que empate la canasta básica. No se trata de un tema de “ética” empresarial: los negocios no responden a ninguna moral otra que la del dinero. Sino que es el resultado de la tradición de lucha del movimiento obrero nacional, la sindicalización, y el conocimiento de los trabajadores y trabajadoras argentinas de sus propios derechos. Por lo tanto, el programa de máxima del gobierno es realizar una reforma que cambie la forma legal de contratar fuerza de trabajo para que las empresas puedan explotar a sus trabajadores con una legalidad más permisiva. Una legalidad que permita contratar y despedir libremente. De esta forma, vengan o no inversiones extranjeras, igual contentarían a un amplio sector empresarial extranjero ya radicado en el país, a empresas del sector financiero, a empresas ancladas en la minería y el petróleo, y –hay que decirlo- seguramente a muchas PyMES. La reforma laboral es la mejor manera que tiene CAMBIEMOS de reconstruir apoyos entre el empresariado.
Allí donde CAMBIEMOS ha intentado avanzar muy frontalmente, en general ha tenido que retroceder con fuerza. Por ejemplo, las negociaciones paritarias de los primeros 2 años compensaron bastante las perdidas por inflación (muchas veces sin equiparar). En pugna con los sectores de la economía popular, el gobierno se vio obligado a votar la Ley de Emergencia Social e implementar el programa de Salarios Social Complementario. Cuando intentó ajustar a la ancianidad tuvo que bastarse con un recalculo de la forma de computar haberes. La ausencia absoluta de interés del capital extranjero para invertir en el país tuvo que ser compensada por la vía de las inversiones en obra pública.
Por el lado de los “logros”, se puede anotar tres cambios importantes, que no llegan a ser “grandes transformaciones” de nuestra economía, pero que sin duda afectan el equilibrio entre y al interior de las clases sociales de nuestro país. Se trata de las mayores desregulaciones financieras y la construcción de instrumentos de alta renta financiera, la quita de subsidios a las tarifas, y las sucesivas devaluaciones de la moneda (enero 2016, abril 2018, junio 2018). En otro escalafón de importancia, se ubica el recalculo de los haberes jubilatorios. Dentro de los “debe” del gobierno se encuentran entre otras cosas, la reforma laboral (para flexibilizar condiciones de trabajo de los formales), la venta de las acciones del fondo de sustentabilidad de la ANSES (una moneda de cambio para contentar capitales especulativos) y la reforma previsional (para poder “redistribuir” los haberes jubilatorios al capital financiero). Vamos a analizar estos tres puntos relevantes.
- Nuevas desregulaciones financieras
El primer punto de desregulación fue la salida del control de cambios y el retorno al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). En febrero de 2002, tras la salida de la convertibilidad, el BCRA implemento el MULC para operaciones en monedas extranjeras. El MULC cayó en desuso desde el cepo cambiario en 2011, cuando el gobierno intentaba regular la fuga de divisas, apuntado a su vez a reducir la compra minoritaria para mantener reservas y controlar así el tipo de cambio (TC). El resultado fue la constitución de un mercado negro del dólar, mediáticamente legitimado y económicamente convalidado en varias ramas importadoras. La salida del cepo causó una devaluación de alrededor del 40%, similar a aquella de la salida de la convertibilidad, y revitalizó las operaciones en el MULC. La filosofía con la que encaró el TC la nueva administración fue la “flotación sucia”, una suerte de “no intervenimos directamente, salvo que ´pasen cosas´”.
El gobierno anterior había regulado las comisiones de los bancos y entidades financieras. Básicamente, un banco no podía aumentar libremente el interés cobrado a sus propios clientes por préstamos y giros descubiertos, sino contaba con la autorización correspondiente. Por poner un ejemplo, durante el 2015, el porcentaje autorizado fue de 24%. De esta forma se intentaba que las comisiones por servicios financieros acompañaran la evolución de la inflación, pero no aportaran mayores elementos a la inflación. Una medida del macrismo orientada a asegurar la rentabilidad bancaria fue la desregulación total de los cargos y comisiones. Está claro que la falta de educación financiera de la enorme masa de la población opera aquí como una fuente de rentabilidad extraordinaria, ya que los bancos y financieras pueden disponer arbitrariamente de los cargos por brindar servicios, por dar un préstamo, o por la refinanciación de la tarjeta de crédito o los giros al descubierto. De la mano de esto, se eliminaron topes y pisos para créditos otorgados a usuarios de bancos. Esto implica que el spread lo maneja voluntariamente cada banco. Según el gobierno, esta medida favorece la competencia interbancaria. En un sistema tan concentrado y corporativizado, dicha premisa es dudosa.
Aún más importante, el gobierno desreguló la entrada y salida de capitales mediante la eliminación del mínimo del 30% que regía a las inversiones de fondos extranjeros durante un año. La regulación original era de 2005 y tenía el sentido de desalentar las inversiones financieras de corto plazo que desequilibran a economías pequeñas como la nuestra. Había antecedentes parciales para la desregulación. Por ejemplo, la administración de Marcó del Pont la levantó por 3 meses en una búsqueda de que empresas locales blanqueen capitales, en un contexto nacional de faltante de divisas. Pero en el caso de la gestión de Sturzenegger, la desregulación fue definitiva, y se alentó la participación de capitales especulativos en Letras del Banco Central como una estrategia para hacerse de dólares y contener el tipo de cambio.
Como parte de la desregulación, el BCRA habilitó a las empresas extranjeras a remitir ganancias sin regulación. Conjunto a la libertad irrestricta en la compra de divisas, estas medidas generan una presión permanente sobre la moneda local, y la expone a shocks cambiarios. Finalmente, profundizando una liberalización que acrecienta la fragilidad externa de la economía argentina, en noviembre de 2017 el gobierno decidió eliminar la obligación que tenían los exportadores de liquidar la totalidad de sus divisas en el MULC.
- Quita de subsidios a las tarifas de servicios públicos (y transporte)
En los años 90 las privatizaciones de las empresas estatales transformaron la estructura económica nacional. Para tomar dimensiones de esta transformación consideremos, por ejemplo, que durante el periodo 1991-2002, el 56% de la masa de utilidades recibidas por las 200 primeras empresas del país fue apropiado por privatizadas, mientras que un 26% del restante lo fue por empresas vinculadas indirectamente a estas empresas. Ese 56% corresponde a la facturación de tan solo 26 empresas, entre las que se contaba, por supuesto, a la de mayor facturación del país (YPF). Al interior de las empresas de mayor facturación para el período 94-99, la rentabilidad declarada fue del 3,4%. Al interior del grupo de empresas de servicios privatizadas, fue el 25% para concesiones viales, el 11% para Gas Natural, el 5,6% para energía eléctrica, el 13% para las telecomunicaciones, y el 23% para servicios de agua y cloacas. En definitiva, una rentabilidad muy superior a la del resto de las compañías más relevantes del país. Los principales grupos económicos beneficiarios de dichas jugosas ganancias fueron el grupo Techint, Perez Companc, Astra (Repsol), Roggio, Citicorp Holdings, Loma Negra[2]. Sobre esta estructura concentrada resultante de las privatizaciones es que actúa la regulación y desregulación de los precios de las tarifas. Hubo cambios durante los gobiernos kirchneristas. Por ejemplo, se nacionalizó la empresa de Agua, y se redefinió a YPF como sociedad mixta por acciones, así como se re-nacionalizaron una decena de empresas privatizadas. Sin embargo, el grueso de los servicios público permanecieron en manos privadas.
Desde que asumió el gobierno de CAMBIEMOS la política hacia las tarifas cambió en dos sentidos. Por un lado, se está produciendo una paulatina pero drástica disminución del subsidio a las tarifas (que hoy es aproximadamente un 4% del presupuesto anual), y que implica una transferencia directa de Estado a los usuarios. Por ejemplo, de acuerdo a un informe de CIFRA-CTA, “los incrementos de gas natural y electricidad pasaron de representar el 1,4% al 7,4% del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado y del 2,7% al 14,5% de los ingresos laborales del conjunto de los ocupados entre 2015 y abril de 2018”.
Por otro lado, se le permitió aumentar el costo energético a las empresas de generación y distribución, medida que se “confundió” con la quita de subsidio: un secreto a voces ya que, si bien es un dato reconocido, no pudimos estimar adecuadamente aun cuanto aumentó el costo energético por este recalculo habilitado por el gobierno.
- Devaluaciones regulares
La devolución de la moneda ya puede ser considerada una política económica del gobierno. El único elemento que puede permitir pensar lo contrario sería dar crédito a las múltiples intervenciones públicas donde distintos funcionarios de CAMBIEMOS afirmaron no querer devaluar antes y después de la campaña. Pero esto tiene más que ver con el rechazo natural que la clase obrera tiene contra las devaluaciones, que con las convicciones del gobierno. Recordemos que la convertibilidad fue prácticamente un experimento extraordinario del liberalismo vernáculo, no estaba afirmada en ninguna convicción ideológica o teórica de quienes tuvieron el gobierno durante la década del noventa. Es lógico suponer que el modelo monetarista/aperturista de CAMBIEMOS sea además devaluador, ya que plantea que el dólar se acomodé en algún punto de equilibrio con baja o nula intervención, a la vez que se deshace de mecanismos para generar divisas.
Gráfico 5. Evolución tipo de cambio mayorista. Fuente: BCRA |
Apenas llegado a casa rosada, el gobierno decidió una rápida salida del cepo cambiario que llevó el dólar de 10 a 15 pesos entre Diciembre de 2015 y Marzo de 2016. Luego sobrevino un periodo donde el tipo de cambio fue sostenido con un enorme esfuerzo financiero por la vía de las Lebac. Sin embargo, la falta de dólares resultante de los problemas estructurales de nuestra economía, pero potenciada por las desregulaciones financieras y nuevas libertades a los exportadores condujo a un “círculo vicioso” de endeudamiento en dólares y tasas de interés sumamente elevadas en pesos. La fragilidad de este ejercicio apalancado por los capitales especulativos tuvo un quiebre rotundo cuando una corrida contra el peso, comandada por la JP Morgan, se tradujo en una fuerte devaluación escalonada en dos momentos: Abril de 2018 y Mayo de 2018. Actualmente el dólar mayorista oscila hoy en los 28 pesos y el minorista está llegando a los 30 pesos, pero es probable que siga deteriorándose ante la insaciable demanda de dólares.
OTRAS VARIABLES CENTRALES para entender el “modelo”
- Aumento considerable de la deuda externa
La contracara de esta costosa y artificial forma de sostener el tipo de cambio es la explosión de deuda. En lo que va del gobierno se ha colocado deuda para generar reservas para sostener el tipo de cambio en caso de “turbulencias”, se ha colocado deuda para cubrir vencimientos de Lebac y bonos, pero también para cubrir el déficit fiscal primario. En resumidas cuentas, el proceso de endeudamiento acelerado es el que explica la celeridad con la que el gobierno terminó cayendo en brazos del FMI, por faltarle una masa ingente de dinero para pagar vencimientos de Lebac, luego de haber aumentado en más de cien mil millones de dólares el nivel de endeudamiento en menos de dos años.
Como puede apreciarse en la gráfica de la Secretaría de Finanzas, el porcentaje de endeudamiento sobre PBI está aún lejos de los valores que arrojaba durante la post crisis del 2001. Hay que tener en cuenta que la política económica contradictoria del gobierno (desalentar la inversión productiva, mientras se inyecta dinero vía obra pública) no ha generado todavía una gran destrucción de capital. Aproximadamente la mitad de la deuda está en manos de entidades públicas, un porcentaje algo menor de está lo tienen los privados, y un porcentaje minoritario proviene de préstamos de organismos públicos.
Antes de hacer pronósticos debemos reflexionar que no existe un porcentaje al cual es seguro endeudarse y otro en el que es peligroso. Esto varía de acuerdo a la disponibilidad de capital prestado a interés a nivel global, la fortaleza política del gobierno, las tasas ofrecidas por naciones competidoras, por las tasas que sientan el piso del interés a nivel mundial, y también por razones geopolíticas. Hoy el gobierno macrista tiene pocos aliados en el mundo, aunque el FMI hizo un gesto importante de apoyo político al concederle el acuerdo stand by por 50 mil millones de dólares a una economía que no está aún en crisis. Este tipo de acuerdo está reservado para economías que requieren “salvatajes” como Grecia en 2010 o Islandia en 2008.
En un contexto de alza de la tasa de interés de Estados Unidos, y regreso a los “proteccionismos”, el porcentaje actual del endeudamiento combinado con los demás factores analizados expone a la Argentina a una crisis económica de magnitud, básicamente porque el endeudamiento se esta utilizando para cubrir déficit y financiar fuga de capitales. La situación, de no revertirse en el corto, plazo promete ser explosiva.
Gráfico 6. Evolución de la Deuda Pública Bruta en millones de dólares y DPB sobre PBI. Fuente: Secretaría de Finanzas. |
Profundización del desbalance comercial
El desbalance comercial argentino es parte de las características estructurales del nuestra economía. En el siguiente gráfico se puede observar la evolución de la balanza comercial teniendo en cuenta los dos primeros años de gobierno. Como puede verse, Argentina entró en un proceso de reducción del valor de nuestras exportaciones, que está vinculado a la baja en el precio de los comodities. Sin embargo, si bien las importaciones acompañaron parcialmente el ciclo descendente de las exportaciones, con el cambio de gobierno y las nuevas libertades importadoras la balanza se descompensó aún más. Luego de tener un año ligeramente positivo por la caída de la actividad, pasó a un fuerte saldo negativo que se profundizará en el futuro.
Gráfico 7. Evolución balanza comercial. Mill. de dólares. Fuente: BCRA |
- La centralidad de la tasa de interés
En economía se simplifica en la idea de “tasa de interés” lo que en realidad es una tasa de referencia que afecta al resto de las tasas. Es el piso de los intereses que funcionan en las distintas ramificaciones del dinero prestado a interés. Pongámoslo de forma sencilla: por menos de eso, no se presta. En 2016, la tasa de interés en Argentina pasó a ser la tasa de las Letras del Banco Central (Lebac). El gobierno decidió usar esa letra para “absorber pesos de la economía”, ofreciendo tasas de interés a corto plazo en pesos muy altas en relación a los momentos inmediatamente previos. El razonamiento de los monetaristas es algo así: el déficit fiscal genera una brecha que hay que cubrir, esa brecha se cubre con emisión, como hay más dinero circulante, en cuenta corriente y en depósitos de corto plazo o libre disponibilidad del que es necesario para representar los bienes producidos, entonces hay inflación. Si reducimos el volumen de dinero entonces reducimos la inflación. Estas son las coordenadas que orientaron ideológicamente la política del BCRA.
Como puede verse en el siguiente cuadro, la tasa nominal más elevada de Lebac (hasta que el gobierno creó un nuevo plazo de tan sólo 27 días) mantuvo un piso de 22,5% y llegó al máximo de 47 en el mes de Mayo de 2018, luego de haber explorado una política de baja de tasas que no sólo implicó tener que volver a tasas aún más altas, sino que demostró lo inerte de esta herramienta para frenar la inflación. Recordemos que el gobierno inicio este mismo año con una meta inflacionaria del 12%, rápidamente se pasó al 15% conforme la devaluación de Enero, y con la corrida cambiaria de finales de Abril, que terminó en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, simplemente se abandonó la meta. El acuerdo firmado con el FMI especula con una inflación del 27%. De ser este el caso, sería el 4 año consecutivo de macrismo con niveles altísimos de inflación, como lo marca la evolución del propio Índice de Precios a Consumidor: 40,9% en 2016, 24,7% en 2017, casi 12% para 2018 (IPC-INDEC).
Gráfico 8. Tasa nominal LEBAC a 35 días. Fuente: BCRA |
El 13 de Junio de 2018 renunció Federico Sturzenegger al BCRA aludiendo a una cierta “pérdida de credibilidad” en su figura. El tema de las expectativas suele ser muy recurrente dentro del pensamiento ortodoxo (lamentablemente muchos heterodoxos –seguramente inspirados por el mismo Keynes- también recurren a este comodín cuando no pueden explicar claramente un fenómeno). ¿Con una masa de 1,17 billones de pesos en LEBAC (sin contar otros pasivos del BCRA), que alcanzó a la base monetaria lograron reducir la inflación? La respuesta es no. El problema de la inflación no sólo no se redujo, sino que posiblemente se haya agravado seriamente. Pero es posible que la explicación de por que la inflación no se detuvo no tenga que ver únicamente con la política monetaria.
Luego del cambio de gestión en el BCRA las transacciones en Lebac se acortaron a 27 con una tasa de corte de 47%, marcando un record en la tasa de intéres. La enorme masa de las operaciones realizadas por bancos y entidades financieras, se realizó a dicha tasa. Estos vencimientos volverán rápidamente a acumularse por lo que el gobierno necesita transar con el FMI un plan para “deslebaquizar” la economía, que cierre el negocio de los bancos y las entidades financieras. Es prácticamente imposible imaginar una salida de esta situación sin una mayor devaluación (debemos recordar que el flamante presidente del BCRA Nicolás Caputo indicó estar a favor de devaluar para acomodar la competitividad externa de nuestro país).
Tabla 1. Informe BCRA del 19.06.2018 |
Las reservas internacionales
Gráfico 9. Evolución de reservas internacionales. Fuente: estadisticasbcra |
Como mencionamos, la política económica expuso al país a una “volatilidad creciente”, pero mientras que desde el oficialismo se intentó atribuirla a una suerte de “shock externo” promovido por la suba de tasas en Estados Unidos, la realidad es que la evolución del tipo de cambio tuvo más que ver con la presión que ejercieron los capitales especulativos que han venido a hacer negocios al corto plazo, tentados por la tasa de interés de las Lebac. Este es el origen de las contradicciones con las que se movió la gestión de Sturzenegger que, mientras abogaba por una flotación libre, desarrollo una “flotación sucia” o intervenida, que puede evidenciarse en el descenso abrupto de las reservas (grafico 9).
La masa misma de reservas generadas por el BCRA proviene de endeudamiento en dólares. Con lo cual el circulo vicioso se completa con la necesidad de generar nuevas reservas a partir de generar nuevo endeudamiento en dólares.
Déficit primario y secundario (financiero)
El déficit fiscal reportado oficialmente por el ministerio de Hacienda no permite hacer comparaciones con el período previo al cambio de gobierno, ya que decidió cambiar la metodología. CIFRA-CTA estima los años actuales manteniendo la metodología previa al cambio[3]. Como puede apreciarse, el movimiento del déficit acompaña el de la balanza comercial, y tal como esta, se ha agravado durante el período actual producto de la política económica del gobierno. En estos momentos llegamos a un déficit secundario histórico, que continuará profundizándose, entre otras cosas, por la baja en las retenciones a las exportaciones.
Gráfico 10. Déficit primario (azul) y financiero (rojo) según metodología vigente hasta 2015, 1993-2017 (en % PBI). Fuente: CIFRA-CTA en base a Mrio. de Hacienda y Dirección Nacional de Cuentas Nacionales-INDEC. http://www.centrocifra.org.ar/docs/Balance%20Fiscal%20CIFRA.pdf |
Como ya resulta evidente a esta altura, el acuerdo con el FMI surgió de la desesperación del gobierno por evitar un shock cambiario aún mayor, que se transformará en una escalada hiperinflacionaria. Es por ello que se anunció un futuro acuerdo cuando apenas habían tenido una conversación telefónica. Todas estas acciones suman al descredito de CAMBIEMOS y evidencian la naturaleza rapaz de la propuesta económica desarrollada por el gobierno.El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
El acuerdo tiene algunos puntos centrales que quisiéramos remarcar. Primero, se plantea dejar de intervenir si quiera parcialmente en el tipo de cambio. La exigencia es adoptar nuevamente un tipo de cambio con flotación libre que CAMBIEMOS dijo querer pero que intervino en ocasiones intentando frenar las inevitables corridas contra el peso. Debido a la fragilidad mencionada, el gobierno no pudo mantener esto ni siquiera una semana firmada el acuerdo, y vendió 700 Mill. de USD intentando contener el tipo de cambio alrededor de los 27 pesos, fracasando nuevamente (dicho sea de paso, en el medio muchos capitales financieros logran obtener una renta extraordinaria al comprar los dólares baratos del BCRA)
Además se plantea un ajuste del empleo público: el FMI exige reducir la planta de trabajadores estatales en alrededor de un 20% para 2020. De la mano de esto, exige la reducción en las transferencias a las provincias en a 2/3 de lo que son ahora, la reducción de obras públicas (ya anunciada por el gobierno), nuevos recortes en los subsidios a los servicios públicos (con el objetivo de reducir la participación del Estado en las tarifas al 10%).
Además, se asumió la realidad respecto de la inflación, y se quitaron las metas de este año, bajo la idea de que la inflación girará en torno a un 27%, y la metafísica de que en los próximos lo hará en un 17%, 13% y 9% para cada uno de los siguientes 3 años.
NOTA FINAL
Desde que CAMBIEMOS llegó al gobierno, muchos sectores de la oposición, anticipándose a las consecuencias de la política económica, tendieron a sobredimensionar el impacto efectivo de la suerte de “modelo” de inspiración monetarista/aperturista que el gobierno está implementando. Esto le dio aire a los defensores del gobierno, porque muchas veces los pronósticos catastróficos no se reflejaban en los indicadores económicos. Esta situación generó bastante confusión. En la época de la posverdad, si los indicadores no acompañan un diagnóstico, simplemente podemos culpar a los indicadores.
Vimos suficientes elementos centrales del actual panorama económico como para concluir que el gobierno de CAMBIEMOS asumió en un momento decreciente del ciclo económico argentino, que exponía a la economía argentina a una fragilidad externa grande, y que no ha hecho otra cosa que agravar esta situación. De la forma actual, el gobierno decepciona a propios y ajenos. El modelo, tal como lo plantea CAMBIEMOS, requiere un fuerte ajuste de los salarios y condiciones laborales del núcleo de trabajadores formales para poder satisfacer demandas empresariales crecientes.
Se trata de un proyecto que hoy por hoy resulta inviable dada la relación de fuerzas entre el gobierno pro-empresarial de Macri y los sectores del movimiento obrero organizado. Se ha visto que por el lado de la quita inmediata de derechos, el gobierno ha tenido que recular más de lo que ha avanzado, tal como sucedió con los ajustes paritarios de los primeros dos años de administración. Esta situación de relación de fuerzas improcesable condujo al gobierno a patear el problema para adelante, aprovechando las buenas condiciones internacionales para tomar deuda y el desendeudamiento del período kirchnerista. El resultante de esta política es un déficit fiscal galopante, el agravamiento del déficit comercial, las elevadas tasas de inflación durante los tres años de gobierno, y un endeudamiento creciente, a un costo financiero tan alto que achica a pasos apresurados la capacidad de maniobra de la gestión.
Estamos ante un modelo que profundizó la gravedad de la situación macroeconómica nacional para beneficiar, principalmente, al capital financiero. Esto genera un contexto de suma fragilidad “externa”, porque implica que un conjunto de capitales pueden hacer corridas contra el peso e inducir una nueva devaluación, como ya lo hicieron en Mayo y Junio de este año. Pero además, el modelo económico no cuenta con apoyo ni siquiera dentro de los sectores empresariales que conformaron la ALIANZA CAMBIEMOS y que pusieron en el gobierno a Mauricio Macri. Estos sectores pueden ser contentados con la vía devaluadora en la medida en que logren exportar, pero se enfrentan a un mundo cerrado para los productos argentinos, reciben con enojo los aumentos de tarifas y miran con recelo los negocios de amigos que el gobierno impulsa de cotidianamente. Por otra parte, el capital agropecuario y los actores de la cadena agroalimentaria (por ejemplo, las empresas de insumos y semillas, las de genética animal y las cerealeras) son fuerte sponsors de CAMBIEMOS, ya que se benefician con cada devaluación y además les han reducido la participación del estado en la renta de forma significativa. En lo político, es improbable que estos dos importantes actores económicos compensen la falta de apoyo entre los trabajadores y sectores medios generada por la política económica actual.
El gobierno está en un juego muy delicado. La macro pudo soportar por la vía del endeudamiento, pero sostener el tipo de cambio con semejante fragilidad se volvió imposible hacia mayo de este año. En este momento acumulamos un déficit comercial de ocho mil millones de dólares, y la recomposición de reservas ha logrado retornar a un numero alrededor de los 60 mil millones a costas de un endeudamiento creciente y peligroso. Es aquí donde el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional entra en juego para tapar los baches y, nuevamente, ganar tiempo.
La desregulación del mercado financiero hoy es total. Y obviamente la desregulación financiera no explica las crisis, pero las finanzas suelen ser el catalizador a través del cual comienzan los derrumbes, como sucedió con la crisis mundial iniciada en el mercado de propiedades en Estados Unidos, donde la desregulación jugó un papel fantástico para expandir el virus a lo largo y ancho del sistema económico estadounidense, y por lo tanto a través de la economía global.
Con este panorama, Cambiemos sostiene la política de dejar actuar el lento veneno del enfriamiento económico, desprotegiendo mercados, impulsando la reconversión tercerizadora, favoreciendo a las empresas en los tribunales, impulsando despidos, atacando condiciones laborales. Sin poder entrarle al núcleo de la cuestión, dudosamente la sumatoria de estos pequeños triunfos del capital sobre el trabajo (tormentosos para quienes los sufrimos, pero totalmente insuficientes) vaya generando un contexto propicio para finalmente poder ajustar a la Temer en Brasil.
Es por esto que el gobierno requiere de la reforma laboral. Con el avance de este paquete de reformas que buscan reflexibilidad la manera de contratar fuerza de trabajo en el país es que el gobierno se las vera de lleno con lo que hasta ahora ha sido una relación de fuerzas improcesable.
[1] El índice de Inversión Pública Real realizado por chequeado.com indica una evolución similar. http://chequeado.com/ultimas-noticias/macri-este-primer-trimestre-del-2017-estamos-batiendo-el-record-de-la-historia-de-la-obra-publica-en-la-argentina/
[2] Azpiazu, Daniel; Basualdo, Eduardo. Las privatizaciones en la Argentina. Genesis, desarrollo y principales impactos estructurales. En publicación: Las privatizaciones en la Argentina. Genesis, desarrollo y principales impactos estructurales. Daniel Azpiazu y Eduardo Basualdo FLACSO, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Argentina. 2004.
[3] Dicho sea de paso, la vieja metodología arroja resultados más favorables al gobierno, porque no elimina las ganancias generadas por el BCRA y FSP de ANSES, como lo dispuso la gestión de Prat Gay y luego rectificó parcialmente la de Dujovne – siguieron sin contabilizar BCRA. Ver http://chequeado.com/el-explicador/que-cambios-realizo-el-gobierno-en-la-medicion-del-deficit-fiscal/
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